Liderazgo personal: Tarea pendiente

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Mucho se ha escrito y se ha hablado acerca del liderazgo, los tipos y estilos de liderar y su importancia. Sin embargo, en la realidad seguimos observando personas con cargos ejecutivos dentro de organizaciones importantes que no terminan de liderar sus propias vidas, que van como desorientadas de fracaso en fracaso personal y laboral, arrastrando a los equipos a situaciones de riesgo inminente, incapaces de dar un paso por mejorar su organización y dar pasos acertados hacia el logro de objetivos claros.

Si el liderazgo es, grosso modo, la capacidad y las habilidades que tiene una persona para influir y conducir a un grupo de personas determinadas hacia unos objetivos claramente definidos, entonces, el liderazgo personal es la capacidad y las habilidades asociadas a ella, para liderarse a sí mismo con respecto a su propia vida, moldeando su comportamiento de acuerdo a sus propósitos planteados, lo cual se concreta de manera práctica en acciones cotidianas en diferentes áreas de su vida que lo conduzcan al éxito y la realización personal.

El liderazgo personal es sinónimo de superación, crecimiento y evolución personal, lo que requiere autogestión, disciplina y compromiso consigo mismo.

El Liderazgo Personal es requisito obligatorio para liderar equipos

El liderazgo personal implica un proceso personal que busca consolidar habilidades directivas gerenciales, inicialmente en el ámbito personal, para luego poder aplicarla en espacios laborales con equipos de trabajo.

En ese proceso de consolidar nuestro liderazgo personal es necesario desarrollar algunas competencias, que impactan en nuestro desempeño personal y que luego, indudablemente, impactarán positivamente en el ejercicio del liderazgo colectivo. Algunas de ellas son:

  • Pensamiento crítico y estratégico: Para el autoanálisis y la determinación de metas, las formas para alcanzarlas y la identificación temprana de todo lo que nos acerca y aleja de ellas.
  • Ser responsables: Partiendo de las fortalezas, capacidades, destrezas y habilidades, tomar decisiones que podamos asumir plenamente, cumpliendo con lo planteado, y todos aquellos comportamientos asociados que nos permitirán cumplir con la misión asumida.
  • Ser proactivos: Partiendo del análisis de lo que se puede mejorar, de lo que se puede hacer distinto, dejando atrás viejos modelos, paradigmas y hábitos infructíferos, yendo a la acción y a la evaluación consciente de las acciones emprendidas.
  • Gestionar adecuadamente el tiempo: Valorando lo importante por encima de lo urgente, dedicando tiempo y espacio a lo que es pertinente, de acuerdo con nuestros objetivos. Delegando actividades, no invirtiendo tiempo en cosas banales, no procrastinado.
  • Mantener equilibrio en nuestro carácter: Los problemas son desafíos de los cuales se pueden alcanzar aprendizajes. Mantener el equilibrio, la estabilidad emocional y mental, es necesario para gestionar emociones y tomar las decisiones más adecuadas, manteniendo la comunicación asertiva. La autorregulación es indispensable, al igual que la inteligencia emocional.

La lista de competencias para hacer de nosotros la mejor versión sería, por una parte, personalizada y, por otra parte, amplia. Sin embargo, creemos que estos cinco aspectos son fundamentales y terminan, adicionalmente, impactando positivamente a la hora de liderar equipos.

Liderazgo personal en lo concreto

Todos tenemos la facultad para auto liderarnos, pero en muchas ocasiones nos hemos acostumbrado a que el líder es un ser diferente o ajeno a nosotros mismos, y eso nos conduce ineludiblemente a depender de lo que otro nos diga.

Es necesario replantearnos la figura del líder, entendiendo que somos nosotros los administradores de nuestra propia vida, y que no son solo las circunstancias las que determinan como actuamos, por el contrario, somos nosotros mismos quienes, por encima de las circunstancias, debemos construir y mantener una visión clara de lo que queremos de nosotros y para nosotros, en el corto, mediano y largo plazo.

La visión nos comparte la dirección de nuestras acciones, a través de ella determinamos dónde estamos y nos ayuda a establecer la ruta para llegar a donde queremos. Algunos le llaman sueños, en efecto nacen en la mente, pero como ideas o metas concretas, y para alcanzar esa meta antes debemos cumplir unos objetivos que nos acerquen a la meta.

Si queremos materializar el liderazgo personal, debemos fijar una meta real y elaborar una lista concreta de acciones u objetivos alcanzables en el corto, mediano o largo plazo, y con las competencias básicas que ya hemos mencionado, ir dando forma a una nueva realidad personal.

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