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Inteligencia emocional: Una herramienta personal imprescindible

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Hablar de la inteligencia emocional, necesariamente, nos lleva a recordar el planteamiento de Howard Gardner acerca de las inteligencias múltiples del ser humano, donde su aporte consiste en que la inteligencia se aplica en diferentes ámbitos o campos cognitivos, esta va de la mano con las habilidades personales y en cada una juega un papel importante el contexto sociocultural del individuo, así la capacidad mental o cognitiva se potencia en un área (o en varias) en forma particular.

En estos términos, Daniel Goleman, otra referencia obligatoria, plantea que los seres humanos poseemos nuestra capacidad mental, referida a lo racional, al pensamiento crítico y analítico, y también poseemos nuestra capacidad emocional, referida a nuestras emociones. En algunos momentos predomina una capacidad sobre la otra. El reto es mantener el equilibrio entre ambas.

La inteligencia emocional es la gestión de las emociones en forma inteligente y la inteligencia, en este caso, se manifiesta en la medida en que identificamos, comprendemos, utilizamos y controlamos nuestras emociones y al mismo tiempo podemos reconocer, entender e influir en las emociones de los demás.

La inteligencia emocional nos facilita comprender el contexto en que nos desarrollamos, convivir y socializar con los demás, resolver problemas y ser más acertados en la toma de decisiones. Por eso es necesario aprender y mejorar con la práctica la gestión de las emociones.

La inteligencia emocional en los ambientes laborales

Todo aquel que comprende el alcance de gestionar adecuadamente sus emociones valora con especial énfasis la inteligencia emocional en la convivencia laboral.  Algunos autores plantean las siguientes emociones básicas: asco, miedo, sorpresa, alegría, enfado y tristeza; y tales emociones pueden reflejarse en una variedad de comportamientos negativos o positivos, dependerá de cómo se gestiona lo que se siente y el nivel de autocontrol que se posea, para que en una oficina no haya gritos, insultos, llanto, animadversión, entre otras como producto de la emoción desenfrenada por encima de la razón.  

Por el contrario, la inteligencia emocional contribuye a equipos más productivos, a ambientes donde se aceptan mejor las críticas, personas más motivadas y de buen ánimo, relaciones interpersonales sanas, mejora el liderazgo y la toma de decisiones y mejores respuestas ante situaciones de estrés o malestar.

Recomendaciones para aplicar la inteligencia emocional en el ambiente laboral

  • Identifica lo que sientes. El autoconocimiento es clave, qué sientes, qué causan tus emociones, qué señales se anticipan a su expresión. Dónde sientes la emoción, qué parte del cuerpo sientes comprometida.
  • Fortalece la gestión de tus habilidades. Lecturas, cursos, talleres, en fin, capacítate para desarrollar habilidades y destrezas que te faciliten el manejo y control de lo que sientes.
  • Acepta lo que sientes. No rechaces, niegues, juzgues, justifiques o ignores lo que sientes, acepta, reflexiona y analiza tus emociones.
  • Piensa en los demás antes de interactuar. Ponte en el lugar de tus compañeros de trabajo, imagina sus emociones, práctica la escucha activa, sé empático.
  • Propicia un clima organizacional agradable. Fomenta la confianza, emplea la comunicación asertiva, el respeto a las personas y a sus opiniones, comparte tus experiencias, intereses y logros, interactúa con cada uno de los miembros del equipo de trabajo.
  • Intercambia puntos de vista. Comparte tu perspectiva y escucha otras opiniones, aprende de otras experiencias emocionales y a aplicación en el ámbito laboral.
  • Si lo requieres, busca ayuda. Si sientes que necesitas ayuda de un profesional para gestionar tus emociones, acude sin dudarlo a un psicólogo o a un coach organizacional, que te ayude en el manejo y control de lo que sientes.

No es exagerado afirmar que hoy por hoy, la inteligencia emocional está entre las habilidades blandas más importantes y requeridas en todos los mercados laborales. Es una habilidad crucial en el desempeño laboral, en la interacción con los equipos de trabajo y en la atención y servicio a los clientes y usuarios.

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